Los trenes turísticos son, como su nombre indica, trenes destinados únicamente a turistas, sin contacto con la población local. Son “cruceros sobre ruedas”, en los que el pasajero duerme casi siempre a bordo del tren. Efectúan paradas, más o menos largas, en las diferentes ciudades del recorrido en las que los pasajeros desembarcan, realizan las visitas programadas con un guía local, y regresan al mismo tren para seguir viaje. Se incluyen las visitas y las comidas a bordo del tren o en restaurantes locales durante las visitas.
El nivel de confort de los trenes turísticos es variable, dependiendo del tren y del tipo de cabina elegidos. Algunas cabinas son muy lujosas, y otras son más sencillas y abordables. Las duchas a bordo del tren pueden ser privadas para una sola cabina, compartidas con otra cabina (4 pasajeros por ducha), o compartidas con todo el vagón (16 o 32 pasajeros por ducha). La mayoría de las cabinas en los trenes turísticos, excepto las de lujo, son del mismo tamaño que las de los trenes regulares, de entre 7 y 8 metros cuadrados.